EFE | La
campaña electoral para las segundas elecciones presidenciales libres
arranca hoy en Túnez, una cita plagada de dudas que se perfila como un
examen para su joven y frágil democracia. Estas son las ocho
claves para entender el desafío al que se enfrenta el único país que
parece haber sobrevivido a las ahora marchitadas "primaveras árabes".
.- ¿Cuándo se conocerá el nuevo presidente?
Las
presidenciales estaban previstas para noviembre pero debieron ser
adelantadas debido a la muerte por enfermedad el pasado julio del
presidente Beji Caïd Essebsi, de 93 años. Tras 13 días de campaña
electoral, los tunecinos votarán el 15 de septiembre.
En
caso de que ninguno de los candidatos en liza logre mayoría suficiente,
se celebrará una segunda vuelta después del 6 de octubre para evitar
que coincida con las elecciones legislativas, ya convocadas antes del
fallecimiento de Essebsi.
.- ¿Cuántos candidatos aspiran a ocupar el palacio presidencial de Cartago?
Un
total de 96 candidaturas fueron presentadas ante la Instancia Superior
Independiente de las Elecciones (ISIE) de las que solo 26 fueron
admitidas. Un total de 24 hombres y dos mujeres que ocupan todo el
espectro ideológico del país: desde el islamismo conservador al
populismo liberal al estilo Silvio Berlusconi o Donald Trump, el viejo
sistema que sobrevivió a la revolución de 2011 y la extrema derecha
nostálgica de la dictadura.
Las encuestas, poco
fiables en un país con una ley electoral muy restrictiva, estrechan la
pelea entre cinco de ellos: Abdel Fatah Morou, cabeza de cartel del
partido islamista Ennhada, primera fuerza en el Parlamento; Abdelkarim
Zbidi, ministro de Defensa y candidato del sistema tradicional de
familias que domina Túnez; Nabil Karoui, un controvertido magnate
populista de la televisión encarcelado por un supuesto delito de evasión
fiscal y blanqueo; el primer ministro, Yusef Chahed, lastrado por la
economía, y la abogada Abir Moussi, líder de quienes echan de menos los
tiempos de Zinedin el Abedin Ben Alí.
.- ¿Por qué plantean dudas y suponen un examen para la joven y frágil democracia de Túnez?
Los
comicios se celebran bajo la sombra de dos agudas polémicas: la
controvertida reforma de la ley electoral, aprobada tras un agrio debate
en el Parlamento un mes antes de que se abriera el plazo para la
presentación de candidaturas. Y el encarcelamiento del magnate de la
televisión Nabil Karoui, al que algunas encuestas de intención de voto
colocan como el preferido de los tunecinos.
Las
enmiendas imponían nuevos requisitos a los candidatos, como la
prohibición de haber recibido financiación o donaciones del extranjero,
de haber promovido obras de caridad o de haber hecho propaganda política
durante el año previo a las elecciones, que parecían diseñadas para
frenar las aspiraciones de candidatos ajenos al sistema como el propio
Karoui.
Y favorecía, además, la reincorporación de los
antiguos miembros de la dictadura a la dirección de los colegios
electorales, iniciativas duramente criticadas por la sociedad civil y
los partidos políticos minoritarios que denunciaron competencia desleal.
Las enmiendas no fueron, sin embargo, ratificadas por el presidente
Essebsi, que las calificó de "excluyentes".
Las
dudas se plantean igualmente por la insólita situación de dos de los
candidatos, que deberán hacer campaña desde la cárcel o el extranjero a
la espera de que la justicia resuelva sus casos: el propio Karoui, que
defiende la apertura del país a la inversión extranjera en contra de los
intereses de las familias tradicionales, y Slim Riahi, expresidente del
club de fútbol African, huido a Francia y en busca y captura por
malversación de capitales.
.- ¿Cuáles son los factores que pueden decantar el voto e influir en el resultado?
Más
allá de la lucha ideológica, la aguda crisis económica que atraviesa el
país y el voto femenino se perfilan como las claves que pueden mover el
sentido del voto. De los cerca de siete millones de
tunecinos convocados a las urnas, se calcula que más de un millón son
mujeres jóvenes que por primera vez tendrán derecho a voto.
El último
lustro ha sido testigo de varios progresos en la lucha feminista, como
la nueva ley contra la violencia de género y la controvertida propuesta
para equipara los derechos de la mujer en la herencia, pero lo cierto es
que la igualdad dista mucho de ser una realidad en Túnez pese a ser uno
de los países musulmanes más avanzados a este respecto. Expertos
apuntan a que Karoui es el candidato que podría atraer mayor porcentaje
del nuevo voto femenino.
La economía es el otro factor
que preocupa a los tunecinos. Con un siete por ciento de inflación
anual, más de un quince por ciento global de paro (superior en las zonas
rurales), un sistema proteccionista y obsoleto, una creciente deuda y
una corrupción en índices similares a los tiempos de la dictadura, la
revolución económica esta aún pendiente en Túnez y es la principal
amenaza para su imberbe democracia.Un talón de
aquiles para las aspiraciones del primer ministro, Yusef Chahed, el
político que más tiempo ha estado en ese puesto desde la revolución, y
un acicate para candidatos como Abir Moussi, que atrae a las clases
medias -las más golpeadas por la crisis- y a las clases populares -las
que menos han ganado con la revolución- al grito de "con Ben Alí
estábamos mejor".
.- Sensibilización contra la abstención e inéditos debates electorales
La
abstención es uno de los mayores temores pese a que la participación en
las presidenciales de 2014, las primeras plenamente democráticas en el
país participó más del 60 por ciento del censo tanto en primera como
segunda vuelta. Sin embargo, en los comicios municipales de mayo de
2018, este porcentaje cayó a la mitad.Una de las
novedades en este sentido es la realización por vez primera en Túnez de
un debate al que están convocados todos los candidatos en la televisión
pública.