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José Manuel López García
Cartas al Director
Punto de Vista

Personalismo

24-04-2018

Poner el énfasis en la persona es lo característico del personalismo. Y es evidente que en pleno siglo XXI parece que es algo que como planteamiento filosófico o ético es más necesario que nunca.

Ante la despersonalización que se observa en el ambiente general de la realidad social. Se diría, a mi juicio, que lo grupal predomina y también el excesivo individualismo y el más absoluto egoísmo.

Pero, como sostenía Mounier el fundador del personalismo somos seres morales que pretendemos actuar para actualizar lo que podemos ser a través de las potencias y capacidades que poseemos.

Indudablemente, filósofos como Kant y Kierkegaard han sido precursores del movimiento o de la filosofía personalista. El gran filósofo alemán consideraba que la persona poseía un valor absoluto y una dignidad máxima. Ciertamente, pensaba que la persona no debe ser manipulada, cosificada y engañada. Por eso afirmaba Kant la necesidad de una ética del deber o deontológica para evitar que la diversidad de inclinaciones fuera la causante de un desorden moral tremendamente negativo y perturbador.

Según Emmanuel Mounier, Kierkegaard representa, de alguna forma, la revolución socrática del siglo XIX, porque su pensamiento  interpela al ser humano moderno que está demasiado ocupado en la explotación del mundo y en el consumo. En realidad, es el retorno a una toma de conciencia de la subjetividad individual y de la libertad solidaria unida a la misma.

Mounier nace en 1905 en Grenoble y muere en 1950.  Este filósofo francés se dedicó, sobre todo, a la problemática social y política, porque era consciente de los gravísimos problemas económicos de la Europa de su tiempo y también del surgimiento de fascismos o totalitarismos que también sufrió en persona. Fundó la revista Esprit con la clara intención de lograr una actividad intelectual que repercutiera de forma amplia en la cultura de su tiempo. Es una publicación ambiciosa.

En lo referente al proyecto de tesis doctoral de Mounier se centró, fundamentalmente, en el tema de la mística española y para documentarse más y conocer mejor y de primera mano el espíritu español viajó a España en la primavera de 1930.

Mounier murió prematuramente a los 44 años de edad por causa de una crisis cardiaca. Entre sus libros se pueden citar: Manifiesto al servicio del personalismo de 1936, ¿Qué es el personalismo? de 1947 y El personalismo de 1949.

De todos modos, deja una extensa obra escrita compuesta por bastantes libros. En sus escritos difundió lo que se puede denominar un personalismo comunitario. La persona en comunidad debe ser el centro de todo. 

Se puede considerar desde una perspectiva materialista que el pensamiento se Mounier es un tipo más de espiritualismo filosófico de orientación cristiana. Y no sería algo muy discutible, pero eso no le resta significación ni valor ético o filosófico, al contrario aumenta su repercusión, si entendemos que la solidaridad, la justicia y los restantes valores éticos son esenciales en la construcción de una nueva sociedad o comunidad que potencie los valores personales y proteja la dignidad de cada persona o sujeto.

Saber lo que se quiere en la vida para realizarse es el camino adecuado para dar valor esencial a la trayectoria vital. Es una interpretación que concuerda con una comprensión de lo más personal de cada sujeto en el mundo y de su proyección en la realidad social. Lo que somos es expresable a través de los comportamientos y podemos dar testimonio de lo que realmente somos desde la perspectiva del personalismo.

Desde los planteamientos filosóficos de Mounier se puede hablar de un transpersonalismo. Con este término se quiere decir que persona y comunidad aunque son contrarios se completan y complementan. Es preciso borrar el aplastamiento o la marginación de la persona por la fuerza de lo social o de la masa. Y esto es posible y factible según Mounier por medio de la dialéctica del amor.

El respeto y la solidaridad  respecto a los demás  es la manifestación o expresión evidente del afecto a las personas y concuerda también con la moral del cristianismo y con una ética solidaria que puede ser agnóstica o atea. De este modo, el personalismo podría ser más ejercido en la moderna sociedad líquida o en la denominada era digital que está cada vez más despersonalizada, aunque no lo parezca.
 

José Manuel López García


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