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José Manuel López García
Cartas al Director
Punto de Vista

Conjunto del saber

26-09-2017

La función de la Filosofía es la de instalarse racionalmente en el mundo.

También es propio del saber filosófico ofrecer una visión e interpretación totalizadora de la realidad. La Filosofía se puede entender como un saber teorético o contemplativo, pero no lo es de forma exclusiva. Posee una parte práctica.

Además, es evidente la relación profunda entre la ciencia y la filosofía, si se quiere entender de  verdad la realidad en la que habitamos los seres humanos.

Ciertamente, el deseo de conocer la verdad  y vivirla es algo realizado por los hombres. Está claro que un conocimiento racional, sistemático y crítico es lo que proporciona la actividad filosófica en sí misma, en su pleno ejercicio. Conocer las causas últimas y los principios radicales de las cosas es uno de los objetivos de los filósofos.

Ya Pitágoras se consideró amante de la sabiduría o filósofo en vez de sabio, aunque también lo era. Descubrir los secretos del Universo era una de las pretensiones de los filósofos presocráticos en la antigua Grecia. Los filósofos griegos también buscaban la forma de ser felices. Y pensaban que lo podían lograr viviendo bien y para ello consideraban que debían aprender a organizar su vida con la inteligencia.

Se entiende perfectamente que  en las escuelas helenísticas: estoicismo, epicureísmo y escepticismo se transformara el afán especulativo y teórico en un interés ético y consecuentemente práctico. La búsqueda de la tranquilidad y de una feliz existencia era lo esencial, por múltiples razones.

Es cierto, por otra parte, y no conviene olvidarlo que la ciencia y la filosofía surgieron unidas hace más de dos mil quinientos años en la cultura helénica. Ya Tales de Mileto era matemático, astrónomo y filósofo y realizó predicción de eclipses en el siglo VI a.C.

En la Edad Media hubo intentos de unificación de la mística y la filosofía con Bernardo de Claraval y Hugo de San Víctor. En cambio, con Guillermo de Occam se plantea, claramente, la posibilidad de la separación entre filosofía y teología. De hecho, el nominalismo de Occam apuesta decididamente por la ciencia y por saber empírico y singular y también por la intuición. Las telarañas conceptuales de la Escolástica son criticadas por el citado fraile franciscano. Aunque él mismo también utiliza una jerga lógica, gnoseológica y teológica  en sus obras, aunque desde otros planteamientos.

Con Descartes comienza la filosofía moderna que pretende liberar de los errores y de los prejuicios en el conocimiento. Para el pensador francés es evidente que la matemática es un saber primordial que dirige en la búsqueda del conocimiento. Se podría pensar que es la quintaesencia de la ciencia o del procedimiento riguroso en el conjunto de los saberes. Es lo que se denomina epistemología.

Con Locke, Hume y otros filósofos aparece el empirismo moderno.  Para los filósofos idealistas alemanes la filosofía es la ciencia única, por ejemplo, así lo afirman en su doctrina Fichte y Hegel. El mismo Kant indica que la filosofía no es ciencia, pero que posee una función reguladora y arquitectónica. Ya Schopenhauer en el siglo XIX decía que la filosofía es el fundamento de todos los demás saberes y es la reflexión de la voluntad sobre sí misma.

Existe según Bueno la filosofía mundana y la académica. La filosofía en el sentido mundano es una sabiduría primaria y popular. En cambio, para Sacristán la reflexión de la filosofía o el saber filosófico es un conocimiento adjetivo no sustantivo, ya que es generalista. Lo que, a mi juicio, no es nada negativo, todo lo contrario. Ya que los saberes especializados precisan de análisis, crítica, investigación y fundamentación en numerosos aspectos.

En pleno siglo XX Husserl, el fundador de la Fenomenología, dice que la filosofía se constituye en ciencia estricta. Por otra parte, la Escuela de Frankfurt se conforma como una actividad filosófica crítica de la sociedad y es una forma de autoconciencia que analiza la realidad social y política.

La conexión de la filosofía con la lógica y la ciencia aparece también en el denominado positivismo lógico. Wittgenstein, Schlick y otros positivistas lógicos están convencidos de que la función principal es el esclarecimiento del lenguaje.

También es verdad que la misión primordial de la filosofía activa es la transformación de la realidad y la categoría principal es la praxis. Y es evidente que el conocimiento es preciso para la supervivencia. Del marxismo se desprende que no puede haber praxis sin teoría y viceversa.

Es necesario insistir mucho en que la Filosofía es un saber que no está desvinculado de los demás saberes. No es un conocimiento antiguo y desfasado. Todo lo contrario. Ya que desde la actitud filosófica se analiza el presente integrando y asumiendo también la ingente cantidad de pensamientos que a lo largo de la Historia de la Filosofía nos ha llegado y que forman parte muy importante del legado cultural occidental. La visión totalizante y globalizadora de la realidad es la dada precisamente por la filosofía.

Además, la ciencia necesita de la filosofía por la cuestión del método de trabajo e investigación. Por eso se cultiva la filosofía de la ciencia, la teoría del conocimiento o epistemología, etcétera. También es cierto que los descubrimientos científicos abren nuevos caminos a la especulación filosófica.

El arte y sus reglases estudiado y analizado con la Estética que es otra parte de la filosofía. En pensadores como Sartre y Benjamin el acercamiento entre literatura y filosofía es muy claro.

En otras ramas de la filosofía también se ejercita la capacidad de análisis y de crítica racional. En filosofía política se analizan conceptos usados también en la Politología. Ya escribió Ferrater Mora que la política como actividad comporta una actitud reflexiva.

A lo largo de la historia la filosofía ha servido  para enfrentarse al poder con argumentos y razones poderosas, lo que ha supuesto, en determinadas situaciones, la realización de una obra crítica y revolucionaria. Porque la filosofía desenmascara intereses e injusticias. Es un saber, en principio, laico, aunque exista la filosofía de la religión, puesto que se es la plasmación de una actividad racional y argumentadora que busca la verdad.

José Manuel López García


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