El Confidencial
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José Manuel López García

Cuatro gallegos, víctimas del "timo del vidente"

16-10-2007

Al menos cuatro personas de Galicia fueron víctimas de una banda de estafadores de nacionalidad brasileña que ponía en práctica el "timo del vidente". La policía cree que los estafados en la ciudad de A Coruña "podrían ser más, ya que no todo el mundo denuncia este tipo de hechos". El Ministerio del Interior anunció la detención de ocho personas integrantes de esa red de estafa, que durante los meses de julio y septiembre alquilaron un piso en A Coruña. El timo, practicado en la ciudad herculina, consistía en pedir grandes sumas de dinero para practicar ritos que librasen a las víctimas del mal de ojo. La banda organizada, según cálculos de la policía, consiguió estafar un total de 100.000 euros en diversas ciudades españolas. El Grupo de Delincuencia Económica y Delitos Tecnológicos de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Palma de Mallorca, del Cuerpo Nacional de Policía, detuvo a ocho personas como presuntas autoras de un delito de estafa. Entre los detenidos hay un menor, de 17 años, hijo de una de las parejas de estafadores. Los detenidos son: Dora N.L., de 47 años; Lira C.C., de 18 años; Hugo N., de 45 años; Cristina N.L., de 23 años; Renato N.R., de 26 años; Leandro Antonio N.R., de 22 años; y Danielle Y., de 23 años. En el momento de la detención, los miembros de la red de estafadores iban acompañados de tres niños de uno, dos y cuatro años. Quedaron a cargo de los Servicios de Protección de Menores. Según la policía, todos los detenidos pertenecen a un grupo organizado de estafadores de nacionalidad brasileña, que actuó en diversas zonas de España como A Coruña, Zaragoza, Santander y Córdoba. Las autoridades policiales sospechan que también desplegaron la red de estafa en otras ciudades, todavía por determinar. La red de estafadores tenía en su poder una gran cantidad de joyas, dinero en efectivo por importe de 78.000 euros, una furgoneta y numerosos objetos relacionados con la santería (santos, huesos, crucifijos o cartas de tarot). La policía tiene conocimiento de la existencia de al menos cuatro víctimas en la ciudad de A Coruña, "aunque podrían ser mas, ya que no todo el mundo denuncia este tipo de hechos". Según las denuncias presentadas a finales de mayo y agosto, las víctimas entraban todo el dinero que podían conseguir (entre 1.000 y 4.000 euros) además de joyas valoradas entre 5.000 euros y 18.000 euros. La supuesta vidente se quedaba con todo el dinero para "hacer fuerza espiritual" durante unos días. Cuando las víctimas regresaban con la intención de recuperar el dinero y las joyas, en el domicilio no había nadie. "Las personas detenidas en Palma de Mallorca constituyen un grupo perfectamente estructurado para la comisión de estafas, de las que todos ellos son partícipes ya que se llevan a cabo en el domicilio que habitan todos ellos, se desplazan todos juntos y disfrutan de los bienes ilícitamente conseguidos todos juntos, participando todos de la preparación, soporte, comisión de los hechos y disfrute de los obtenido mediante ellos", según informa la policía. Modus operandi A la llegada a las ciudades, antes de alquilar un piso, se alojan en hoteles, para conocer 'in situ' la ciudad donde iban a actuar. Luego alquilaban una casa en una zona céntrica y bien comunicada. Una vez instalada, la red de estafadores realizaba una campaña masiva de publicidad, tanto en la prensa local escrita como mediante la entrega de pasquines. Daban a conocer sus servicios a posibles víctimas con problemas personales. Uno de los miembros de la banda se hacía pasar por vidente o curandero. Este tipo delincuencial, según informa la policía, estaba perfectamente organizado y cada uno de sus miembros tenía una tarea específica. Las mujeres hacían de astrólogas, videntes o curanderas. Son ellas las que trataban directamente con sus víctimas. Los hombres tenían una labor preparatoria previa para determinar la infraestructura necesaria en el lugar de acción. En un periodo corto de tiempo, habitualmente menos de un mes, y tras conseguir dinero o efectos de sus víctimas, se marchaban del lugar precipitadamente. Esta circunstancia dificulta enormemente ser descubiertos por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. "Las víctimas detectan la estafa una vez que dichas personas se han marchado, presentando acto seguido la correspondiente denuncia, si bien, en algunos casos no llegan ni a denunciar lo sucedido, bien por vergüenza o por miedo a posibles represalias", apunta la nota de prensa de la policía. Invariablemente explicaban a sus víctimas que sus males eran debidos a que alguien había puesto una cantidad de dinero (60.000 euros) para echarles el mal de ojo, y que ellos debían de poner una cantidad similar para librarse de esta maldición. Seguidamente las víctimas juntaban todo el dinero que podían, llegando en algún caso a pedir créditos para conseguir el dinero o pagando con joyas. Las santeras iniciaban una serie de ritos, cuyo resultado final era la desaparición de los estafadores con el dinero entregado para su "purificación". La red se trasladaba a otra ciudad para seguir operando. El importe comprobado de lo estafado en diversas ciudades de la geografía española (Córdoba, Zaragoza, Santander y A Coruña) asciende a 100.000 euros. La policía continúa las investigaciones.





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