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José Manuel López García
Paso de tu rollo imaginario

Cuando el orgullo se viste de Cs

09-07-2019

Misión cumplida, en algún lugar del pequeño mundo de fantasía multicolor fascista, Inés Arrimadas se debe de estar frotando las manos junto a sus colegas naranjas. Ellos han conseguido lo que han querido: ir al orgullo a hacerse una foto y mil videos dando pena y que la gente hable de ellos. Una vez más, el partido naranja ha demostrado que han aprendido bien a cómo hacer política del victimismo, para salir ganando en los medios. 

Decir a estas alturas que el orgullo de este año se ha empañado de política más que nunca, quizá sea quedarse corto. Con la extrema derecha escalando posiciones en gran parte de Europa, España no ha querido quedar atrás en esta extraña y extrema moda. Si bien el resto de los partidos políticos de centro e incluso de derechas, se niegan a pactar con la extrema derecha, nuestro país ha querido dejar bien claro lo de que “Spain is diferent” y aquí no marginamos a nadie por fascista (al menos a los fascistas, los de verdad). 

Los organizadores de la manifestación quisieron dejar bien claro desde un primer momento que partidos que van de la mano de la extrema derecha, estaban totalmente vetados de la manifestación que recorrería la capital pidiendo visibilidad y derechos, algo que ninguno de estos partidos nos ha reconocido en todos estos años. Aún así, armados de cinismo e hipocresía, con sus pancartas, sus globos y sus homosexuales naranjas; los de Ciudadanos no quisieron perderse todo el lío que ellos mismos iban a montar. 

Hubo momentos de tensión, claro que los hubo, provocados por ellos mismos, apareciendo en una celebración de la que habían sido vetados como partido. Si la gente del colectivo de Ciudadanos hubiese querido participar en la manifestación para revindicar sus derechos, lo habría hecho por la puerta de atrás y sin lazos políticos que generan tensiones innecesarias. Pero cuando vives de esas tensiones innecesarias y las haces tu campaña política, es donde se demuestra tu basurismo político. 

Porque para los frágiles de memoria, voy a citar a un señor Girauta en Intereconomía, hablando de las “causitas” de la izquierda con el colectivo LGTBIQ, por la igualdad de género o con el cambio climático, causas de las que el partido se ha querido colgar medalla por su contribución a las causas, sin saber ellos muy bien qué causas son. Ahora Girauta y los suyos arremeten contra Grande-Marlasca por incendiar las calles antes de la manifestación, llegando a llamarle incluso matón. Porque haber cargado contra un colectivo (en este caso varios) una y otra vez y luego acudir a manifestarse por unos derechos que el partido nunca ha defendido… ¿eso qué es exactamente? 

Partiendo de la base en que el partido no ha hecho absolutamente nada, salvo por esa minoría de derechas del colectivo que reclama la aprobación de los vientres de alquiler (algo que se desmarca completamente de lo que pide el colectivo) que atenta contra los derechos básicos de las mujeres, ¿por qué acudir a un sitio cuando sabes que no has sido invitado? 

Agitación pura y dura, y de eso los de Ciudadanos saben un rato. Porque es lo que les funciona, porque no saben hacer política de otra forma que no sea la de que se hable de ellos como víctimas de un sistema generalizado de gente fascista que no les entiende. 

Con el informa policial publicado por el diario El País, en el que se desmonta cualquier mentira que han estado repitiendo durante los últimos días, los naranjas han quedado una vez más ridiculizados y con medio país pidiendo la dimisión de la señora Arrimadas por esta clara incitación al odio. Porque parece que todos los días hay que recordarles que una mentira, por muchas veces que se repita en los medios una y otra vez, no se convierte en verdad. No nos vas a hacer fascistas por gritaros, porque tenemos derecho suficiente a dejaros bien claro que en nuestras reivindicaciones, no sois bienvenidos. 

Esta es nuestra clase política, gente que quiere poder a cualquier precio y que no sabe hacer política si no es con un puñado de mentiras en el repertorio, para crear un papel de víctima que consiga un puñado de votos y extender más el odio hacia colectivos que ya generan rechazo en la sociedad. No es que pidamos la dimisión de Arrimadas por este suceso, que también, es que exigimos que estas provocaciones políticas estén castigadas por ley. Que ya nos han llegado con cuarenta años de políticas de mentiras y balones fuera de los políticos, debemos empezar a exigir honestidad o seguiremos anclados en una transición eterna que no nos conduce a una verdadera democracia.

Astronautico


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