Desde hace algunos años estamos asistiendo en la sociedad a un individualismo atroz a un egoísmo que no conoce parangón. El asunto lleva a tal extremo que ya te miran mal por no llevar ropa de marca en el  gimnasio por ejemplo. Vivimos en la sociedad de la imagen, del intentar por todos los medios ser mejor que los demás. Tener el mejor coche, la casa más grande, el sueldo más alto, viajar al destino más exclusivo. Hay personas que pasan su vida afanándose en todo esto. Y tratan a los que no tienen tanta suerte, habilidad o no son tan inteligentes como ellos, como una raza inferior, como mediocres. Olvidando que se aprende de todo el mundo y todos los días. Sorprendería saber lo inteligente que es el pueblo llano, la gente humilde, los mayores. 

Pero en esta sociedad de comida rápida, de información rápida que no podemos digerir no nos detenemos a pensar que eso no es lo más importante pero a ver quien quien frena esta pandemia. Otro asunto es el de la amistad, nos encanta esas frases tan bonitas e ideales y luego vemos que en el mundo real, nada de nada que todo se queda en palabras excepto escasas excepciones. Eso que decimos a los 20 o incluso antes, amigos para siempre, siempre contigo y toda clase de proclamas de buen rollo al final casi siempre terminan en papel mojado. 

También crees que cuentas con la familia y algunas veces estás más solo que la una, (aunque a veces más vale solo que mal acompañado), te sientes como Gary Cooper en Solo ante el peligro. Y así nos va, los políticos no piensan en el pueblo, la patronal y sindicatos van a lo suyo y aquí nadie protesta por nada, sólo hay gente en la calle en los partidos de futbol. Valores como la amistad, la humildad, la honradez, el respeto al prójimo parecen ya como de serie de ciencia ficción. Una pena.

Ni la justicia es impartida, dando la imagen de que con dinero e influencias te libras de casi todo. Así cunde el desánimo en la sociedad cuando los primeros en dar ejemplo no lo hacen. A ver si un día empieza una regeneración, un viento fresco que se lleve lo malo. Ya sé que es una utopía, pero la esperanza no hay que perderla nunca. Hay que luchar por un mundo más justo y esto no es sólo por salvar ballenas, árboles o donar por el hambre en el mundo. Podríamos empezar por hacerlo en nuestras vidas, hacer una vida mejor entre todo empezando por uno mismo. Yo voy a hacerlo, merece la pena para dejar a futuras generaciones un mundo mejor y más justo

Chito